Después de disimular.

Zac entró cansado a su apartamento cerró la puerta y como todas las mañanas dejaba su manojo de llaves en la mesa que tenían a lado de la entrada.
Cruzó el pasillo para llegar a su cuarto y por el rabillo del ojo pudo ver que había alguien en el cuarto de baño, abrió un poco la puerta y comprobó que había ropa esparcida por el suelo pero no había nadie en la bañera.
-¿Izzy? ¿Ruth?
Pero nadie respondió, se acercó lentamente y bajo una capa de agua reposaba el cuerpo desnudo Izzy.
-¿Izzy?
Izzy tenía los ojos cerrados y no se movía, rápidamente Zac la cogió por los brazos y la estiró fuertemente hacía si.
-¿Pero qué haces?
Izzy estaba desconcertada, callada y con los ojos rojos.
-Anda, sal de ahí.
Zac no quería pensar en lo que su amiga estuvo apunto de hacer esa mañana, sabía que no lo estaba pasando bien, que su relación con su madre iba cada vez a peor, pero lo que estuvo apunto de hacer no tenía justificación.
Izzy salió del cuarto de baño y se dirigió al la cocina. Llevaba puesta una toalla que dejaba al descubierto sus dos preciosas piernas que Zac tantas veces había soñado con acariciar. Se sentó en la mesa de la cocina y empezó a darle vueltas al móvil.
-Izzy.
-Antes de que digas nada- dijo en tono autoritario- Estaba tomando un baño.
-Se como són los baños y ese no era uno.-Zac entró en la cocina y se puso a preparar dos tazas de leche caliente- Ya se que lo estás pasando mal y sabes que puedes contar conmigo.
-Déjalo Zac, tu no puedes hacer nada...
-¿Tan mala es tu vida para querer matarte?
-Zac...
-¡No, Izzy! Escucharme, ¿No hay algo por lo que merezca la pena vivir?
Zac la buscaba con la mirada pero ella las esquivaba, miraba avergonzada a sus pies descalzos, Zac tenía toda la razón, pero ella no quería dársela y tragarse su orgullo. Zac se acercó y se sentó a su lado en la mesa.
-Cuando quieras hablar, ya sabes donde estoy- dijo acriciándole la mejilla- Pero por favor, no hagas más tonterías como esa.
"No quiero vivir en un mundo donde no estés tú" Pensó Zac, pero de su boca no salió ni una palabra más. Le tendió la taza de leche y se fue a la ducha.
Izzy se quedó saboreando aquel pequeño regalo que su amigo le había dado, Zac era cariñoso, detallista pero solo era eso su amigo y nunca había pensado que fuera nada más para ella, aunque él no pensaba lo mismo.