Ethan recorría con su dedo la silueta desnuda de su acompañante, esta se estremeció un poco y le dio la espalda para así continuar durmiendo,miró su reloj eran las diez, llegaba tarde al trabajo, pero no le importaba.
Se levantó, se puso los pantalones del día anterior y se dirigió hacia la ventana para ver lo que podía ver desde allí, no recordaba como había llegado allí y tampoco sabía donde estaba. Cogió la cerveza que había en el alféizar y le dio un buen trago, la intentó saborear el mayor tiempo posible antes de encenderse un cigarillo, tenía muy mal sabor de boca, tal vez a ceniza y a chicle de menta.
Se asomó a la ventana para disfrutar de aquella bonita y soleada mañana, observaba como la gente desde allí abajo caminaba, corría hacía una vida que ellos habían creado. Ethan se sentía tan distante a todo eso, su vida era una constante ida y venida de acontecimientos.
Sintió como alguien le acariciaba dulcemente su espalda desnuda pero él no apartaba la vista de la calle, tenía miedo de girarse y encontrarse con algo que no quería ver.
-¿Ethan, estás bien?
Ethan se giró y la chica que tenía delante le besó efusivamente, no sabía quien era ni como se llamaba, no sabía nada de ella y en cambió Ethan había compartido una noche con ella.
-Me tengo que ir.
-Pero... Ethan ayer me dijiste que...
-Ayer era ayer y hoy es hoy.
Ethan se puso la camiseta y abrió la puerta de aquel apartamento, se dio la vuelta para ver por última vez a aquella chica que estaba llorando por él.
No tendría más de diecisiete años- pensó.
Seguro que ese no era su piso, que se lo habría dejado una amiga, que habría mentido a su madre, seguro que esa fue su primera vez y seguro que él le habría prometido el amor eterno, que siempre estarían juntos, pero Ethan no creía en todo eso
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